Visitas Virtuales
360°









Primer Patio
Mascaron

Historia de Plata

Melchor Pérez Holguín

La Escuela Potosina tuvo su auge en el siglo XVII y culminó en el siglo XVIII, se caracterizó por el tenebrismo y los temas centrados en la figura humana de influencia española. Sus principales protagonistas fueron Francisco Herrera y Velarde, Francisco López de Castro y principalmente Melchor Pérez Holguín Flores. En el Siglo XVIII Luis Niño y Gaspar Miguel Berrio y Laguna destacaron de gran manera. Junto a Herrera y Velarde se formó el pintor barroco más grande de Charcas Melchor Pérez Holguín llamado el “Brocha de Oro”, por su alta calidad artística.

Numismática

La Numismática o ciencia que se dedica al estudio de las monedas y medallas antiguas, tiene en la Casa de Moneda una arraigada tradición que arranca de la riqueza de la plata del Cerro Rico. Del siglo XVI al XIX se acuñaron para España monedas macuquinas, columnarias y de busto; en el siglo XIX, para Argentina y en los siglos XIX y XX, para Bolivia. Para la acuñación de las monedas, las autoridades reales dictaban cédulas especiales, pragmáticas y disposiciones en forma periódica con el fin de controlar su política monetaria en América y también en España.

Muebles

A la llegada de los conquistadores hasta las tierras de la Audiencia de Charcas, éstos quedaron sorprendidos con la cultura desarrollada de los indígenas. Estaban muy bien organizados, política, social y económicamente, pero en relación al moblaje ellos todavía se hallaban en una etapa rudimentaria. Una vez establecidos en América, los españoles pretendían vivir con la misma comodidad y costumbres a la par que estaban habituados, razón principal para que importen muebles, los cuales ostentaban abundante riqueza artística con diseños geométricos y planiformes, delicadas incrustaciones de nácar, trabajos de marquetería, sus finas taraceas, sofisticadas tallas y ensambladuras en madera a modo de mosaicos. Hay que resaltar que en algunos muebles todavía se apreciaba la influencia de la cultura árabe con el estilo mudéjar. Los indígenas admiraron los muebles traídos desde Europa y muy pronto mostraron la extraordinaria habilidad artística en su reproducción, a la cual añadieron su inspiración decorativa, basada en su propia naturaleza y realidad, originando el mestizaje artístico. Fabricaron mesas, arcones, sillas, cujas, bargueños y otros muebles.

Cecilio Guzmán de Rojas

Cecilio Guzmán de Rojas nació el 24 de octubre de 1899 en Potosí. Su inclinación por el arte data de muy temprana edad. Sus padres lo envían a la ciudad de Cochabamba donde trabaja en el taller de Avelino Nogales, pintor que estudió en Francia. En su afán de superación consigue una beca para estudiar en la Real Academia de San Fernando de Madrid, desde 1919 hasta 1929, donde recoge enseñanzas de parte de Julio Romero de Tórres, Subiaurre, Moreno, Carbonero, Benedito y otros maestros. A su retorno a Bolivia en 1929, comienza una fructífera labor, haciéndose cargo de la Academia Nacional de Bellas Artes "Hernando Siles" de la ciudad de La Paz, sobresaliendo por una tenaz tarea en la defensa del patrimonio artístico boliviano, la catalogación y la restauración de obras de arte.

Horno de Fundición

El antiguo sistema utilizado por los indios para la fundición de la plata fue el uso de rústicos hornos denominados “Huayras” o “Huayrachinas” (hornos a viento). Posteriormente, el mineral que se extraía del Cerro Rico era trasladado a los ingenios donde se procedía al proceso de la amalgamación utilizando para ello el mercurio o azogue que llegaba combinar con el mercurio con el fin de separar la plata de sus desde las minas peruanas de Huancavelica y cuyo comercio fue monopolizado por la corona española. La plata ya purificada llegaba hasta los hornos de fundición de la Casa Real de Moneda, donde se ligaba con el cobre para luego ser convertida en barras o lingotes de 25 cm. de largo; 2 a 5 cm. de ancho y 12 a 15 mm de espesor, para finalmente llegar al complejo mecanismo de la laminación. Dentro la Casa de Moneda fueron instalados once hornos (salas) de fundición; diez donde se fundía la plata y uno para la fundición del oro este fue denominado el horno mayor. De los once hornos, uno solo se conserva sin restaurar, prueba de ello el hollín que ha quedado impregnado en las paredes y en los techos de la sala sin restaurar. Este ambiente, se lo va conservar en estado original para que el visitante tenga una idea del estado en que se encontraban los otros ambientes, también ennegrecidos por el humo que desprendía la yareta, la leña y la taquia o excremento de llama que servía como combustible para el proceso de la fundición.